«Bueno, es que la vida es así, realmente. A veces te enamoras de alguien imposible, y pasas página, y te procuras una vida, pero en tu fuero íntimo sabes la verdad»
Cito sin citar. Conversaciones pasadas que te joden la vida y que recuerdas al menos una vez al mes. Que son más ciertas de lo que quieres creer y tristes.
El fuero íntimo de los cojones. Su puto padre. Pues eso, que un día me soltaron esta frase y me quedé más más helada que Leo Dicaprio en Titanic. Fría porque ¿cómo una frase de alguien que no me conocía de nada me podía calar tan bien? Y me pasó exactamente lo mismo, que seguí, que pensé que y ahora voy y me doy cuenta de que lo del fuero íntimo sigue siendo tan real como el día que me lo dijeron, como hace meses, como en el puto 2013.
Que me creo que las cosas se superan y qué va. Que sí, que sigues con ti vida, que te ríes y tal. Pero no se superan. Siguen ahí los traumas acechando para que un día sin esperarlo, vuelvan a asomar la cabeza y a veces una que se ríe de todo y que sigue adelante pues se cansa de andar y se para, se sienta y llora. Y lo siento mucho pero es que a veces las cosas no se aguantan y llorar nos hace débiles y todas sus castas. Pero es que a veces nos hartamos de aguantar.
Así que al final he vuelto a 2013, he vuelto a escribir, a romper lo que escribo, a mandar emails de los que arrepentirme, a no tener ganas de comer, a no poder dormir. Y mal no está la cosa porque al menos la creatividad fluye y sí que vais a leer esto y que Pili que ánimo y todas esas cosas, pero no. Que si se está triste, se está triste, que ya llegará el momento de estar alegre pero forzar la alegría no sirve para nada y a veces viene bien admitirse a una misma que se está jodida. Es en ese momento donde somos más sinceros con nosotros mismos, cuando nos damos cuenta de qué queremos (aunque no lo vayamos a conseguir), cuando nos damos cuenta de algunas de las prioridades de nuestra vida.
Y cito sin citar, ya lo dije, porque estuve a punto de recomponer un poquito el autoestima pero duró lo que dura un sueño. De esos bonitos que al despertar se convierten en pesadilla. Y muy bien, que cito sin citar porque no sé qué se pensaban. Que yo ya venía jodía de antes como para que me jodieran más. Pero bueno que yo sólo quería olvidar los traumas, tampoco pretendía más. Ahora los traumas se acumulan y cada día me cago más en las castas del fuero íntimo, de lo que siento y de lo de citar sin citar.