Los cines Palafox, que ahora cierran sus puertas, fueron durante una semana de 2013, mi hogar, el mío y el de mi mejor amigo. Mejor amigo ahora, pero amigo entonces. Estuvimos allí una semana acudiendo al Festival Nocturna y a mí me acaban de dejar plantada tras cuatro años de relación.
Esa semana fue una locura compuesta por películas de terror y anécdotas que parecían sacadas de películas cómicas. Gracias a los momentos absurdos que vivimos y al buen humor de Adri, una semana que estaba destinada a ser la peor de mi vida, se convirtió en una de las mejores.
Si tengo que situar el momento clave donde se formó nuestra amistad, tengo claro que sería el cine Palafox, y el hecho de que cierre me entristece. Me llama la atención porque en las películas siempre me ha parecido bastante irreal cuando alguien asocia un lugar determinado a una persona o una relación. Entonces, cuando leo que cierra Palafox, me doy cuenta de que nuestra amistad se define por un lugar y una semana en concreto. Eramos amigos de antes, pero a partir de ahí nuestra amistad creció y (me voy a poner sentimental, más aún) Adri se convirtió en mi mejor amigo, mi familia e incluso mi alma gemela porque pocas personas me conocen como él.
Es una de las personas más importantes de mi vida y sinceramente no sé qué hubiese pasado con nuestra amistad (que compleja es un rato) si no hubiésemos pasado esa semana en esos cines, viendo películas de miedo, escribiendo artículos y planeando proyectos (que nunca hemos llegado a realizar) ¿seríamos quiénes somos ahora?. Me gustaría pensar que sí, pero también quiero tener algo que agradecer a Palafox. Porque a pesar de las peleas, nuestros dramas y las ganas que tenemos de matarnos a veces, mi vida sería bastante aburrida si no estuviese entrelazada a la de Adri. Así que gracias Palafox.
PD: Todo esto es muy bonito, pero seguro que dentro de dos días nos hemos vuelto a pelear.