No sabía cómo sacar tiempo para escribir una reseña sobre el libro de Zahara Trabajo, Piso, Pareja pero la vida ha vuelto a dar uno de esos giros y el tiempo libre parece que me va a sobrar de aquí a un tiempo. Aunque en este momento de mi vida, más que una reseña voy a hacer una reflexión.
Porque qué calados nos tiene Zahara. La chica que cantaba eso de Con las ganas e invadía nuestros corazones (es la Edward Nygma de las emociones) vuelve a radiografiarnos a base de palabras. Estaba ya harta de todos estos libros, artículos y chuminadas que hablan de la soltería y el amor como si se tratase de un juego, como si lo de sentir fuese un caprichito superficial, un complemento cuqui de nuestra existencia.
Ese estilo rosáceo (y mira que me gusta el rosa) y esa actitud inspirada en Mr. Wonderful (yo soy más de MrWonderfuck) me daban a veces ganas de vomitar. Pero vino Zahara a contar la verdad y ahí estaba yo leyendo un libro que no iba sobre mí pero con el que me podía identificar al cien por cien. No he vivido casi ninguna de las experiencias que en este se relata pero identificaba la emoción, las dudas y el miedo que esas páginas transmitían.
De repente me cuentan una historia en la que me dicen que el amor sigue siendo real aunque una relación fracase. Parece algo de sentido común pero tras una ruptura no paras de escuchar cosas como “no era para ti”, y, dejando a un lado la crítica posesiva de ese mi, me jodía en su momento que negaran la realidad que yo acababa de vivir.
Las relaciones comienzan y se acaban de la forma menos épica que te imagines. La ficción nos muestra historias pasionales, encuentros increíbles y rupturas tremendamente dramáticas. Pero las personas en la vida real rompen a veces porque sí, no existe un gran acontecimiento que ponga fin a una relación. Creo que querer explicar los motivos es a veces casi imposible, en ocasiones ni siquiera sabemos por qué lo estamos haciendo, solo sabemos que lo tenemos que hacer. Todo parece bien, pero no lo está. El cariño se desvanece y vivimos en una época en la que luchar por algo nos da demasiada pereza.
Con el paso del tiempo te aclaras y haces las paces con tu pasado. Recuerdas, olvidas y estás en paz contigo misma y con lo que ha ocurrido. Pero yo necesitaba descubrir a Clarisa y a Marco para entender que no soy la única que anda perdida y que lo que he sentido era tan real como el libro que estaba sujetando. Necesitaba que alguien me diesen la razón, que me dijeran que lo que había sentido era real y que las culpas son de todos y de nadie.
Muchas gracias Clarisa y Marco por contar lo que nadie conseguía hacerme ver.