¿Por qué tenemos que estar empeñados en buscar la felicidad? ¿Por qué no nos podemos conformar con nuestra miseria? ¿Por qué no podemos ser Bernard Black?
Yo quiero ser Bernard Black, el protagonista de la genial serie británica, Black Books. De primeras tiene mi trabajo ideal. Es el dueño de una librería. Está en la ruina pero no le importa, es más, no quiere vender libros, le molestan que entren los clientes y sólo quiere el silencio que le aporta esa pequeña librería. ¿Para qué va a necesitar mucho dinero? Lo tiene todo o todo lo que pueda necesitar. Libros y vino. Y eso que yo no soy de beber pero oye libros y tinto. Así, sí.
Toda la vida así, sin preocuparse de encontrar el amor, el trabajo que demuestre que vales mucho (que ya de paso, no vaya a ser que demuestres todo lo contrario) y el no tener que tratar con gente día tras día, porque la mayoría de las personas son imbéciles y eso lo sabemos todos.
Quiero ser Bernard Black, fumar como una loca, beber más, leer y soltar comentarios sarcásticos y malhumorados mientras me atuso mi pelo revuelto. Lo del pelo revuelto ya lo tengo pero me falta todo lo demás. No sé pero a Bernard se le ve tan bien, tan tranquilo en su miseria, tan me importa una mierda todo. Que te importe una mierda todo debe ser magnífico, nada de sufrir, nada de sentir pena ni alegrías momentáneas.
Que alguien me pase el tinto y me vaya montando la librería.