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Anna Allen no es la Amy Dunne española

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No tengo que explicar quién es Anna Allen porque ya los medios lo han explicado las veces suficientes y necesarias. Seguramente haya algunos detalles que nos falten como su talla de sujetador o cuántas veces va al baño. Debo reconocer que a mí el caso también me fascinó pero tanta exposición ya me cansa.

La culpa de todo la tiene David Fincher. Está claro que los que hemos visto Perdida estamos reconociendo algunas pautas de las llevada a cabo por Amy Dunne en el plan maestro de Anna Allen:

  • Gana la confianza de medios de comunicación
  • Usa tu experiencia en una serie de éxito para mostrar credibilidad (Cuéntame)
  • Crea una red de mentiras sobre tu vida profesional en el extranjero
  • Háblales de los famosos que conoces: Matt Bomer es muy amable, Sheldon es un gran actor, Neil Patrick Harris es muy divertido y estás deseando ver cómo lo hace en los Oscar
  • Consigue un vestuario y joyas para ocasiones especiales (si puede ser gratis)
  • Crea una imagen de actriz de éxito
  • (Porque eres tú) sé activa en redes sociales
  • Durante años actualiza estas redes y con cuentas múltiples que de constancia de tu éxito
  • Utiliza tus conocimientos de photoshop para corroborar tus trabajos y tus logros

Pero Anna Allen no es Amy Dunne a pesar de que muchos se empeñen sacando trapos sucios como la fallida acusación de violación o su antigua portada de Playboy demostrando el turbio pasado de Allen. Entrevistas a sus vecinos (ella siempre saludaba), a su casera, dar la dirección de su madre, entrevistar la víctima de la acusación…todo estos datos han sido vertidos por los medios. Y basta ya.

No la defiendo porque ha mentido y estafado, así lo han dicho varios profesionales y empresas que han comentado a medios de comunicación que o le deben dinero o no ha devueltos productos que le habían dejado prestados. Una cosa es mentir a los medios y otra ya es estafar. Pero las pruebas de sus éxitos y sus apariciones en importantes galas eran claramente falsas y los medios deberían reconocer gran parte de culpa. Esta historia a capítulos está volviéndose muy turbia y puede tener consecuencias bastante trágicas.

Yo no me imagino cómo esta mujer va a conseguir salir adelante después de todo lo informado acerca de ella. La culpa de todo la tiene ella pero sus acciones no han dejado de ser una tontería más y sacar trapos sucios del pasado en un momento en el que ella no está para defenderse no creo que sea del todo correcto. Además esta víctima de la falsa acusación, estos profesionales y empresas estafados lo tienen muy fácil para denunciarla. Pero no tomar medidas legales y dedicarse a acudir en los medios ya no me está gustando nada aunque en el caso de alguien que asegura que le ha destrozado la vida pueda entender sus motivaciones.

Entiendo el morbo porque esta historia tiene todas las claves para convertirse en una película de Antena 3 para después de comer o un éxito comercial como Perdida si se ponen al mando Gillian Flynn y David Fincher. Sus mentiras durante años, su acusación por violación, su portada de Playboy…Pero por muy morboso que sea y por mucho interés que provoque, quizás habría que pensar más en las consecuencias de todo lo vertido en medios.

De Anna Allen se está ya dibujando un perfil de sociópata, de persona manipuladora, de una mentirosa patológica. Expertos en psicología comentan e inventan y en la imagen de los lectores vemos a una Amy Dunne española. Lo que demuestra que Allen no es la única imaginativa y peliculera en este país.