El viernes pasado fui al Teatro del Arte a ver el estreno de la obra Flores de Antonio de Cos. Ya había escrito anteriormente de otra obra de este autor, Dos en la ciudad, y como en aquella ocasión volví a salir encantada.
La obra cuenta la historia de cuatro hermanas muy diferentes que se vuelven a encontrar tras muchos años. La personalidad tan dispar de cada una de ellas hace que siempre haya tensión entre las cuatro sobre todo en las dos mayores. A lo largo de la obra los personajes interpretan sus personajes en varias etapas de su vida, niñez, adolescencia, madurez…
Una obra que recoge muy bien el sentimiento tragicómico de una familia. Los dramas, los gritos y las peleas de las hermanas sacan a relucir muchos problemas y secretos pasados, pero también hay tiempo para el humor recordando cómo bailaban por las Spice Girls o cómo jugaban a las casitas. Los momentos serios llegan mucho porque son temas que afectan a muchas familias, lo que cada uno espera del otro, el tener que responder a una idea establecida, el miedo a perseguir tus sueños, las críticas de tus familiares.
Pero lo mismo que esos momentos emocionan, las partes más cómicas de la obra hacen que te relajes y rías a carcajadas. Como una familia normal que tiene sus momentos de tristeza y sus momentos divertidos.
Nos adentramos en un momento determinado de la vida de estas cuatro chicas, un momento muy especial a través del cuál empiezan a recordar por qué se han alejado, por qué son tan diferentes y aunque sólo es un momento concreto sales del teatro conociendo una vida entera y queriendo saber mucho más de ellas.