¿Son Los Cazafantasmas los emprendedores con más suerte del mundo? Yo digo sí.
Tras ser despedidos de la Universidad porque sus investigaciones no llegan a nada, Venkman convence a Ray para montar su propio negocio. “¿De dónde sacaremos el dinero?” “No tengo ni idea”. En esta conversación tenemos dos perfiles clave de emprendedores, el que piensa y analiza todo, y el que se basa en la intuición.
Pero estos cazafantasmas tuvieron suerte. Ray pudo hipotecar la casa que le dejó sus padres para invertir ese dinero. Es decir, para poder montar tu propio negocio necesitas capital y algunos solo pueden tirar de la herencia de sus padres. Esto no dice nada bueno del emprendimiento cuando para montar algo te tienes que valer de tus padres muertos.
La gran mayoría no tenemos ahorros porque nuestros sueldos no dan más que para el alquiler y los gastos del mes. Tenemos que tirar de subvenciones y no todos nos amoldamos a sus requisitos. Sin lugar a dudas Ray y compañía no podrían haber optado a ninguna debido a su idea de negocio: vamos a montar una empresa para cazar fantasmas.
En lo que sí acertaron es en ver clara una oportunidad de negocio de la que nadie se había percatado, ellos eran los científícos con pruebas de la existencias de seres de otro mundo. Ellos sabían la que se venía encima y la demanda que esto traería consigo. Tuvieron la suerte de dar con el problema primero y mostrarse ellos como la solución.
Luego vino el Branding, con una estación de bomberos destartalada y una antigua ambulancia como coche de empresa. Y el famoso logo. Invirtieron además en un anuncio en televisión, entendemos que en algún canal local porque dudamos de que la hipoteca de Ray o la indemnización por el despido (si es que hubo) les diera para tanto.
Tras las primeras semanas con una secretaria que no trabajaba por no tener clientes, llegó Sigourney Weaver, la primera víctima de estos fantasmas. Y aquí es cuando llegan los problemas con la actitud de Venkman y su acoso, algo que no pasaría desapercibido en la actualidad. Ni por supuesto, no haber cumplido con las normativas medioambientales de la ciudad de Nueva York.
Ray es el que debería haberse cerciorado de todo desde un principio, suyo es el dinero a fin y a cabo. Pero su lealtad a sus compañeros le ciega. Egon es el técnico que solo se centra en su trabajo, en este caso, la ciencia y Venkman es el ejecutivo que no da palo al agua pero se basa en su labia e intuición para vender la moto.
La moto, en este caso, estaba vendida por un golpe de suerte cuando la ciudad de Nueva York se ve envuelta en una crisis fantasmagórica y son ellos los únicos que pueden salvarla.
En la actualidad Los Cazafantasmas no hubiesen perdido tiempo en la tele, quizá en Cuarto Milenio, pero tendrían web y redes sociales y habrían sido los protagonistas de un vídeo viral que les habría lanzado a la fama. Pero su negocio se hubiese ido al traste en el primer momento tras no poder invertir un dinero imaginario, eran profesores universitarios al fin y al cabo