Tras cinco temporadas y unos cuántos sustos, finalmente, Chuck Bartowski se ha despedido del Buy More.
La pequeña serie de la NBC por la que nadie apostaba, ha conseguido mantenerse en antena todos estos años y con una gran base de fans.
Yo caí en sus redes un poco más tarde. Al principio era un poco reacia, puede ser que no me inspirase mucha confianza el hecho de que su creador era el mismo que el de The OC y Gossip Girl (Josh Schwartz). Pero fue ver un episodio y tragarme una temporada en una semana.
¿Qué me enganchó de Chuck? La familia Bartowski. La relación tan fresca entre Chuck y su hermana, lo awesome de su cuñado y los papás espías que molaban tanto (Scott Bakula y Linda Hamilton). Pero sobre todo, Chuck.
Es él quien sustenta a esa familia natural y a su familia profesional. Gracias a la personalidad adorable y fiel de nuestro querido Bartowski, el mundo de los espías ha ganado corazón y nos ha descubierto el lado más emotivo de Casey, algo que parecía casi imposible.
Antes de ponerme a hablar sobre el final de la serie, hay que hacer mención a Morgan. El mejor amigo de Chuck que aunque a veces se me haya hecho muy pesado (lo siento pero a veces tanto comic relief me descolocaba) ha sufrido una gran evolución en la serie, en el terreno personal con su madurez en su amistad con Chuck y en el terreno profesional.
Pero para mí la serie siempre había sido sobre Chuck y Sarah. Sobre cómo el geek se queda con la chica, algo que ya pasó al final de la cuarta temporada y que me pareció en su día el mejor final de serie que podían haber hecho.
Por eso quizás la vuelta en la quinta temporada me ha parecido un poco más floja que en las anteriores, podemos culpar a que se cerraron muchas tramas en la cuarta temporada o podemos culpar a la eterna maldición de Luz de luna. Pero lo cierto es que hasta que no han metido un conflicto serio en la pareja protagonista, no he vuelto a engancharme.
He sufrido horrores viendo esos ojos húmedos de Chuck pidiendo a Sarah que le quiera. El hecho de que Sarah no recordase su vida y no recordarse su amor por Chuck, ha dado juego a varias cosas, por una parte nos ha permitido hacer un viaje por el mundo de los recuerdos, algo que se suele hacer en los finales de serie y que nunca vienen a cuento, salvo esta vez. y por otra hemos visto una interpretación más dramática por parte de sus protagonistas que me ha llegado a emocionar.
Chuck no sólo tenía que volver enamorar a Sarah, tenía que volver a enamorar a su audiencia que había perdido la emoción de ver la serie. Hemos recordado a aquel chico del Buy More que se arriesgó a luchar (en todos los sentidos) por el amor de una mujer inalcanzable.
Chuck nos ha hecho soñar en que un chico normal se puede convertir en un héroe y en que un geek puede quedarse con la chica.