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¿90210 o Sensación de vivir? Un artículo de Brenda Forever.

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Con motivo de nuestro crossover sobre Dawson Crece en la web de Brenda Forever ahora les toca a ellos comentarnos la serie teen por excelencia. Sensación de Vivir, pero no la clásica, ni la nueva. Sino una comparacíón de ambas, el acabose!

Para este gran acontecimiento quisiera, además sortear entre todos aquellos que comenten el artículo  y se unan a la página de facebook de “Yo quería trabajar en el crónica” la BSO de la serie.

OLD SENSA vs NEW SENSA

La gran diferencia, the Main Difference (eh, este podría ser un nombre genial para una marca de ropa o una cafetería con sillas de diseño), entre la actual “90210” (La Nueva Sensa, a partir de ahora) y “Beverly Hills 90210” (La Vieja Sensa) es el carisma. Una la tenía y la otra no. Sólo hay que comparar a Dylan con el Pentapulpo, a Brandon con Liam, a Brenda con la Chenae, ¡o incluso hasta a Andrea Zuckerman con La Drogas! La Vieja Sensa era el Peach Pit, era América. La Nueva Sensa es, parafraseando a Dawson Leery, la muerte de la joven América.

Y es que el problema del carisma es que no se puede comprar. No se puede crear en una sala llena de ejecutivos (que es como nació, y no como una idea, La Nueva Sensa). No se puede intentar replicar poniendo un parche tras otro (ahora despido a Brenda y Kelly para centrarme en los nuevos teenagers, ahora meto tramas muy chungas a ver si funcionan, ahora la convierto en una comedia a ver si suena la flauta…). No se puede hacer un corta/pega del ingenio.

La Vieja Sensa fue puro ingenio: el primer show honestamente teenager, sin embustes de ningún tipo. Relaciones, drogas, suicidios, embarazos, toda la pesca. Vale que venía con la moralina made in USA (cada vez menor a medida que el show avanzaba, ¡si llegaron a medio liar a Brandon con Valerie!), pero allí había algo original. Y esta originalidad venía sellada por el buen hacer de unos actores que, si bien no iban a ganar ningún Oscar (ups, ¿cuántos palos le darían a Hilary Swank antes de tener “prestigio” sólo por salir en una serie de adolescentes?), sí que tenían ese algo que se podía atrapar en una botella: duende, alma, genio. ¡Luke Perry, maldita sea, fue el James Dillan de toda una generación catódica! ¡En España se hicieron concursos buscando a dobles de la serie por todo el país! ¡Ian Ziering  y David Austin Green hicieron el saque de honor en un partido de fútbol de nuestra liga!
¿Cuántos estadios llenarían Nayomi y La Novia Surfera? … Nah, no me contestéis.

La Vieja Sensa dio con la tecla en el momento oportuno y en el sitio adecuado. La Nueva Sensa podía haberlo hecho: nuevas tecnologías, nuevas drogas, nuevas amenazas, nuevas tribus urbanas, nuevas formas de relacionarse… el problema es que la que embotelló todo eso fue “Gossip Girl”, la Sensación de Vivir de este siglo (al menos lo fue en sus primeros años).
Así pues, dejemos que La Nueva Sensa agote sus tramas y sus ideas (sus whaaaaaaaat?) y que desaparezca poco a poco, como lágrimas en la lluvia… las lágrimas de Nat, claro, que debe seguir llorando como un niño pequeño al ver cómo estos nuevos chicos mancillan el buen nombre de los que una vez fueron sus empleados. Que Dios te bendiga, Nat, porque bien sabes que ni Dixon ni La Abuela Borracha lo harán (bueno, quizá Silver…).