El otro día fui al Cine Para Chicas y Maricas a ver Spice World en pantalla grande. Yo ya había visto varias veces la película, y, por supuesto, la vi cuando la estrenaron en cines. Pero cuando algunos de los espectadores bailaron la famosa coreografía de Wannabe me di cuenta de que no me sabía nigún paso. A mí nunca me dejaron ser una Spice Girl en el colegio.
Tampoco es que yo estuviese deseando bailar en el recreo, era bastante tímida. No recuerdo cuándo empecé a avergonzarme al hacer ciertas cosas, aunque supongo que tuvo que ser por aquella época. Mi preferida por aquel entonces era ya Geri Halliwell, antes tuve mi fase de Mel C y de Victoria que me recordaba a mi mejor amiga de aquel entonces. Ella y yo pertenecíamos a un grupito. No eramos las más populares de la clase pero tampoco eramos las más pardillas. Al menos en lo que se refiere al grupo en sí, porque yo sí que lo era, pardilla, no popular.
Cuando las Spice Girls se pusieron de moda hicieron una banda para bailar en el recreo con ciertas aspiraciones. Yo por supuesto no participé, o no me invitaron o no me ofrecí. Como si fuera eso un grupo de música de verdad, los piques entre las Spice comenzaron desde el primer momento. A mi amiga le tocó ser Mel C, que por un lado bien, pero era una chica a la que varias personas le habían dicho por la calle «vaya te pareces a la pija de las Spice Girl». De cara se tenía un aire y llevaba el mismo corte de pelo. No fue suficiente porque otra chica que tenía más rango que ella quería ese puesto.
¿Habéis visto esas películas sobre pop bands a los que se les sube la fama a la cabeza? Eso viví yo en el recreo. Tal Cual. No sé si fue el baile o que la chica que hacía de Mel B empezó a caer bien entre la élite de guays de la clase (era una chica muy divertida la verdad) pero de repente todo el grupo empezó a arrimarse a esos populares a los que hace poco ponían verde. Había un problema, mi amiga y yo no eramos ni tan veletas, ni tan guays como para juntarnos con esa élite. Y como una Michelle (la que casi llega a ser Spice, gracias a Chicas y Maricas por la información) de la vida, poco a poco se nos fue haciendo el vacío y mi amiga fue desterrada de ese grupo. Ya no tenía que hacer más las piruetas del Mel C.
Hubo enfrentamientos, hubo gritos e insultos. Ellas no querían que mi amiga intentase quedar con ellas porque aunque hasta hace dos días eramos todas amigas, las cosas habían cambiado. Mi amiga fue echada de ese grupo de amigas porque quiso quedar con ellas para salir. Tal cual. Yo me llevé el revés por defenderla. Se inventaron unas chorradas tremendas que no tenían ningún sentido (como que yo no sabía diferenciar entre una orca y una foca) para acusarme de loca. Recuerdo a una de ellas, no recuerdo cuál, gritarme en mitad del recreo «¡Pero si tú estás loca!»
Si Geri Halliwell lo pasó mal cuando abandonó a las Spice Girls, no os imagináis yo cuando mi grupo de mejores amigas empezó a insultarme de un día para otro sin motivo aparente. Lloré un día entero como si me hubiesen apaleado porque me sentía traicionada. Recuerdo decir a mi padre «pero si son mis amigas». Podía entender que se metiesen conmigo en el colegio, pero lo habían hecho las personas que menos me esperaba. Mi padre me consoló con un «te van a comer» que me hizo entender que eso era el principio de todas las putadas y decepciones que nos esperan a todos en el futuro.
No lloré más. Pasé de ellas y me dediqué a lo mío. Me pidieron perdón a mí al día siguiente, supongo que por pena y porque meterse con la alumna más buena de la clase (de conducta, de notas así así) podría traerles problemas con los profesores. Ellas siguieron con su grupo de música y puñaladas traperas (en serio, estaban todo el día peléandose) y el puesto de Mel C fue ocupado por la gordita de la clase (ojo ahí que fueron todas unas visionarias, a un paso de Weloversize).
Hubo algún roce más, se me acusó sutilmente de lesbiana (porque en aquellos tiempos usaban eso como insulto) por querer a mi mejor amiga. No sé a quién se lo dije, si a ellas o a mi amiga, pero me pareció muy triste que como ellas eran incapaz de mantener una amistad sin tirarse de los pelos, toda aquella que tuviese una amiga del alma y la defendiese, era directamente lesbiana.
El grupo, como las Spice Girls, se acabó disolviendo. Al cabo de los años cada cual maduró, tomó su camino y aunque a veces te llegaban algunos comentarios a tus espaldas, ya nada te afectaba. Aprendí a juntarme con la gente maja y a pasar del resto. Ahora si nos vemos nos saludamos pero ya no tenemos nada en común, ni siquiera el gusto por las Spice Girls, fui la única que se compró el disco en solitario de Geri. La rencilla ha quedado en el pasado y en algo de que reírse, sobre todo cuando recuerdo aquella vez que aquellas Spice Girls acudieron a Canal Cádiz para bailar ante las cámaras. Qué pena que en mi adolescencia no existía youtube.