Sí, yo también me enganché a la serie de Emily In Paris sin saber muy bien por qué. No tiene una trama muy interesante y el personaje es bastante odioso pero me vi todos los capítulos en dos días. Puede que fuese la cuarentena o que necesitaba algo tan light como una pluma.
Una de las cosas que más me molestaba de la serie era la visión de la profesión de Social Media que se daba en ella y así lo expliqué en el blog de Brenda Forever. No os preocupéis, no pedí su cancelación porque hay temas mucho más serios de los que preocuparse y el artículo era un simple divertimento.
No fui la única que se rió cuando vio que Emily posteaba publicaciones en la cuenta del cliente sin pasar por supervisión o que no hiciera ni un maldito informe. Muchos de los que no dedicamos al marketing hablamos de ello en redes. Lo que más risa dio fue cuando empresas empezaron a crear ofertas de empleo buscando a una Emily o cuando veíamos, para nuestro asombro, que la serie no acababa con ella de patitas en la calle por no haber dado palo al agua en toda la temporada.
Me comparé con Emily como trabajadora y creo que salí ganando, sin embargo la que se encuentra en búsqueda activa de empleo soy yo. Ahora que tengo tiempo me dedico a investigar un poco por la red. Ya me he apuntado a un curso de Branded Content, he actualizado mi web, mi CV y he escrito varios artículos que tenía pendientes en Brenda Forever. Además de algún otro proyecto que está aún en pañales.
Entre las cosas que he investigado han sido los blogs y cuentas personales de profesionales del Social Media. Especialmente los freelances (vamos a llamarlos así que queda más cuqui que autónomos). Y me he dado cuenta de algo horrible. Emily in Paris sí existe. Marca personal dicen que es.
La Marca Personal es algo que tienes por mucho que no lo intentes desarrollar intencionadamente. Yo, al tuitear, escribir en el blog o publicar en Instagram voy dejando una señal de cómo soy, qué me gusta, qué me importa e incluso de con quién me relaciono. Luego entras en estos blogs de especialistas del Community Management y encuentras que viven en casas que parecen un decorado de una serie de Netflix, con su pequeño despacho y una taza de café a su lado con un lema digno de Mr Wonderful (y ojo que será por tazas, yo tengo unas cuantas). Hablan de una forma impostada a cámara y te cuentan lo importante que es trabajar en tu Marca Personal. «Tienes que subir stories diariamente, explicar cuáles son tus proyectos, hablar de tu rutina diaria»… además de esto, publicar información relevante de tu campo, es decir noticias relacionadas con el marketing en mi caso o novedades de redes sociales.
Pero no solo debes dar una imagen impecable de profesionalidad, sino de tu vida personal. Si tienes familia habla de cómo concilias el trabajo con tu vida personal (en el caso de ser freelance, porque ya sabemos que la mayoría de las empresas no son muy flexibles en este sentido), muestra que llevas una vida sana con dietas equilibradas y tablas de ejercicio o muestra el orden de tu casa como si te hubieses chutado todo los episodios de Marie Kondo.
Tras ver, leer y oír todas estas reglas para conseguir la Marca Personal ideal lo que me encuentro es una guerra de clones en la que los perfiles de redes sociales que se dedican al Social Media son todos iguales. Mismas fotos sonrientes delante de un ordenador, por las mañanas todos dando los buenos días con una taza de café a las seis de la mañana y publicando las mismas plantillas y noticias. Os juro que llega un momento en el que no diferencio quién es quién.
Pero no es esto lo que más me preocupa de ver de esta forma la Marca Personal, es la idea de tener que estar las 24 horas trabajando. Ahora que necesito encontrar trabajo y que estos perfiles tienen que obtener clientes para sus consultoras o pequeñas agencias, entiendo que haya que mostrar en redes tu desarrollo profesional pero no deja de ser triste porque las redes sociales no están para eso. Al menos no lo debería, o no solo deberían estar centradas en ello.
Sé que comunicar tu Marca Personal no es una forma de autopromocionarse porque no tienes que venderte, pero ser todo el día consciente de qué publicas y cómo, de una forma tan intencionada no deja de ser un trabajo. «Ufff, hoy no he publicado ningún stories, tengo que ponerme las pilas para que mis usuarios vean cómo es mi vida o mi trabajo». Esta actitud de influencer precario es preocupante. Quizá sea necesaria para conseguir proyectos pero es que yo las redes las uso mucho para desconectar. Tras horas y horas de publicaciones del cliente, informes o plantear campañas de marketing lo que quiero hacer en mi tiempo libre es directamente el ganso. Es por ello que comento una serie, pongo una coña o hablo con mis amigos. Mis redes quizá no sean lo más profesional que te puedas encontrar en este mundillo, pero es que yo con hacer reír a mis amigos ya me vale.