La muerte de Matthew Perry nos ha afectado a muchos porque le veíamos como a un amigo. Chandler ha sido nuestra compañía, sobre todo para aquellos que pecamos de ser inseguros y usamos el sarcasmo como mecanismo de defensa.
Matthew Perry era más que Chandler. Escondía muchas sombras, adicciones y problemas que le han afectado a lo largo de toda la vida. Chandler y Friends han sido la idealización de la amistad, la vida de Perry era la realidad. Todos nos sentimos como Perry a veces. Superados por la vida y en esos momentos Chandler siempre estaba ahí.
Chandler era el amigo que nunca nos abandona. Solo hay que darle a play. Porque siendo sinceros la amistad real poco tiene que ver con los que nos enseñaban en Friends. A mí me han dejado de lado amigos que pensaban que iban a estar ahí para toda la vida por mil motivos y como dice Taylor Swift: Hi, it’s me, I’m the problem it’s me.
Quizá no soy lo suficientemente cool, inteligente, divertida… y esos amigos acaban olvidándote hasta convertirte en una mera conocida o desaparecer por completo.
Quizá yo haya hecho lo mismo con algunos, aquí la cagamos todos.
Menos mal que tenemos a Chandler.